Una vez adentro, fuimos a la cocina (que también hacía de comedor) y nos sentamos en unas bancas de madera alrededor del fogón junto con Tania y las “mamitas”, las cuales muy gentilmente preparaban el desayuno. La casa de barro y bahareque nos brindaba un ambiente sobrecogedor que, aparte de calentarnos del clima frío de montaña, nos transmitía la seguridad y la confianza como la que proporciona el vientre de una madre. Un calor gustoso que nos acercaba entre sí y nos permitía compartir y conectar ideas. Le preguntamos a Tania sobre el lugar en el que nos encontrábamos y su relación con “Planta de Páramo.”. Resulta que en 1999 familias Misak (principalmente) crearon la Asociación Jardín Botánico de las Delicias, con el propósito de contrarrestar el encarecimiento y la miseria de las poblaciones rurales a través de la promoción de emprendimientos productivos que involucren el rescate de saberes y prácticas ancestrales que, a su vez, incentiven la conservación de los ecosistemas altoandinos, afectados por el cambio climático y la acción extractivista de empresas trasnacionales.
Es precisamente aquí cuando aparece “Planta de Páramo”, la cual se integró hace 4 años al Jardín Botánico. En palabras de Tania, no fue si no hasta el momento en que experimentó la liberación catártica del yagé en el Tul Ampik Ya o “Casa de Pensamiento” del Jardín, que sintió una profunda conexión con el entorno, la naturaleza y consigo misma. De tal modo, el Jardín Botánico ayudó a proyectar la marca “Planta de Páramo” desde el fundamento primordial de la vida en comunidad, la cual conlleva Paz interna y la conciencia de integrar un macrocosmos que vibra con todos los elementos que ofrece la Madre Tierra.
Como parte de la expedición para grabar el comercial de promoción a “Planta de Páramo”, fuimos al Páramo de las Delicias el cual está muy por encima de los 3000 m.s.n.m. Las nubes se desplazaban a gran velocidad y la fría llovizna alternaba con intervalos de sol, así era como el páramo nos hablaba, según Tania. El pueblo Misak concibe a los páramos como seres vivos, guardianes que resguardan la biodiversidad y, sobre todo, la calidad del agua, pues actúan como esponjas naturales que absorben una gran cantidad de agua de lluvia y niebla. El suelo y los acuíferos subterráneos almacenan el agua y regulan el caudal de los ríos y las fuentes hídricas, protegiéndolas de la erosión y la sedimentación. Los páramos son espacios sagrados, fuente de la vida y el corazón de la cosmovisión Misak, quienes son considerados “hijos del agua”, líquido vital y matriz de toda forma de vida.
De los páramos se cosechan alimentos como la quinua, papa, uchuvas y ocas, los cuales conforman parte esencial de la materia prima que dispone “Planta de Páramo” para realizar sus productos. Por ejemplo, la quinua es transformada en cereales, granolas y coladas, pero también es utilizada como una fibra textil sostenible y versátil mucho más eficiente que el algodón y la lana, pues resulta amable con el medio ambiente y además garantiza suavidad, durabilidad y propiedades hipoalergénicas que cuidan la piel. De tal forma, gracias al esfuerzo y el trabajo colectivo (especialmente de mujeres), “Planta de Páramo” se enfocó en el diseño manual de ropa, hogar y objetos: camisas, chaquetas, sotaras, tejidos de falda, telares, anacos, ruanas Misak, accesorios, pañales de tela, copas menstruales, repelentes naturales, adoquines de decoración para sillones, cobijas, sabanas y demás.
Otro de los enfoques de “Planta de Páramo” recae en la transformación de plantas, particularmente en aceites esenciales: aceite de cilantro, ciprés, eucalipto, frutas deshidratadas, galletas con cannabis orgánicas, hidrolatos y naturales de plantas orgánicas, además de pastelería y panadería en horno tradicional. De igual manera, “Planta de Páramo” participa en los festivales de la cosecha en Popayán realizados cada 15 días, en el que exhibe productos propios y en colaboración con otros emprendimientos verdes: agendas, broches, tejidos, bordados a mano, banderillas, cereales de chili, vinos artesanales, pintura de pigmentos naturales con tierra y plantas para la realización de murales, etc. Así, “Planta de Páramo” reconoce la importancia de generar juntanzas que dan cuenta de los procesos de minga que caracterizan a la comunidad Misak, y pese a que Tania se identifica como urbano-campesina, no desconoce el valor de la conexión con las raíces ancestrales que aprendió en el Jardín:
“Me sentí en una conexión muy bonita porque estaba en un momento donde quería conocer más sobre las huertas, sobre la conexión con la tierra y poder generar procesos más colectivos. Legar al Jardín Botánico y convivir con la comunidad Misak me ha hecho entender mucho sobre qué es lo colectivo (…) El Jardín Botánico ha sido la utopía para muchas cosas, como aprender a soltar lo individual, trabajar en colectivo, el valor de la mujer, el valor del saber adulto, las mamitas… Aquí conecté con la medicina, las plantas, el yagé, los hongos, la música.”
“ Acá uno sale de la cocina y va y lo cosecha. La papita que cosechamos, la pelamos, tenemos nuestra compostera y como es viva, con ella misma abonamos nuestra tierra y nuestros alimentos, entonces es muy bonito (…) Aquí sabemos que las plantas tienen sus espíritus, y sabemos para qué sirven, para qué enfermedad sirven, si es planta caliente, planta fría… Ya no es solamente por hacer y vender, sabemos que la planta es viva y nos cura. Aquí hacemos los productos y nos ayudamos en conjunto.”
“En Planta de Páramo se apuesta a generar procesos dentro de los barrios más vulnerables, a generar talleres y a que las mujeres le apuesten a poder generar emprendimientos y liderazgos. También siento que nos conectamos donde participemos personas para que se puedan unir y trabajar en muchas cosas, donde nos sintamos bien, y haya un pago justo para poder seguir aportándole a la construcción de Paz.”
“La espiritualidad está en todo, en el cultivar la tierra, sembrar y cosecharla (…) Crecí con otros procesos comunitarios de formación y entendí lo que era el conflicto, ser desplazado, vivir esas violencias genera cierta inconformidad. Pero después de generar un proceso de reconocimiento como mujer y también con lo que pasa con ese pasado con mi familia, entendí que era importante apostarle a la construcción social y cambiar eso que fue la guerra y volverlo Paz en medio de todas las personas.”