RUTA CAUCA:

FEDERACIÓN CAMPESINA DEL

CAUCA (FCC)

“No hablamos de una identidad campesina única, sino de identidades campesinas, y para nosotros es recuperar todo el contexto de lo que significa el campesino en el territorio como actor productivo, pero también como actor político, como actor cultural. Entonces, intercambiamos conocimiento, en los saberes tradicionales, de las costumbres, de la gastronomía campesina, y todos esos conocimientos es lo que nos identifica”

Identidades campesinas: La Federación Campesina del Cauca impulsa la producción orgánica, la preservación del medio ambiente y la identidad rural.

trochadepaz

1 de septiembre de 2024

Nos recibe Eiver Eduardo Díaz, un joven proveniente de una familia de campesinos en Timbío y que hoy se desempeña como director ejecutivo de la FCC[i]. Un cielo señorial se despliega sobre hectáreas de verde sembrado y conjuga con la elocuencia y madurez de nuestro anfitrión. A pesar de su juventud (29 años), Eiver cuenta con una amplia experiencia y demuestra un gran entendimiento del proceso que está liderando, pues hizo parte del programa de complementariedad generacional: una escuela campesina donde los hijos de los productores de la región hacen parte de un proceso de formación. La idea es que los jóvenes se apropien del legado y la identidad campesina de la cual hacen parte y no abandonen el campo, que encuentren progreso y prosperidad en el hecho de estudiar y ofrecer sus conocimientos a la comunidad. 

La FCC es fundada en 1969 por campesinos de Popayán con el apoyo de organizaciones de guámbianos y de Jambaló, en el momento que hubo la necesidad de reformar los estatutos de algunas organizaciones agrarias hijas de la Ley 200 “Ley de Tierras” de 1936, la cual buscaba regular la propiedad y el uso de tierras en el país, en un contexto de grandes desigualdades en la distribución de la tierra. En los 60’, tras el intento de reforma agraria del presidente Lleras Restrepo, organizaciones como la FCC se fortalecieron colectivamente e iniciaron un proceso de recuperación de tierras a través de la figura de extinción de dominio con mediación de INCORA, con el fin de devolverle a los campesinos las tierras que en el pasado les habían sido robadas a manos de un reducido grupo de terratenientes.

Federación Campesina del Cauca (FCC)
Foto: Trocha de paz 2024
 

Un mural sobresale de la fachada principal: militares que enfundan armas e instituciones de poder a la sombra de un gran cuervo que mira con desdén, detrás de un alambre de púas sobre el cual se posan más cuervos. Al lado derecho del observador continua el mural con el rostro de dirigentes campesinos, además de fotografías en blanco y negro que dan cuenta de un oscuro pasado de represión, pero también de una fuerza congregatoria que se resiste a desaparecer de la historia.

Al otro extremo del mural el semblante firme de Alejandro Jojoa (padre fundador de la FCC) resalta en cálidos colores justo debajo de una consigna: “Resistir, persistir, insistir ¡y nunca desistir!” Como empujado por una fuerza invisible, Eiver se posiciona junto al mural y empieza a relatar frente a la cámara la historia de sus antecesores: en los 70’ inicia un proceso de formación de líderes agrarios gracias a los talleres de CETRAC que, dadas las precariedades de la vida en el campo, fomentaban el cambio social. Con ello empieza la política de recuperación de tierras, las cuales estaban en manos de poderosas familias terratenientes, dando inicio a un ciclo de represión y violencia en donde muchos campesinos fueron engañados, calumniados, perseguidos, encarcelados y asesinados. En los 80’ se fortalecieron los sindicatos agrarios con el apoyo de FANAL Nacional y Fitpas; la federación se enfocó en la producción de las tierras recuperadas (35.000 hectáreas), así como en la tecnificación, la organización comunitaria y la economía local por medio de comercializar los productos (café y panela principalmente). No obstante, el asesinato de líderes como Agapito Chagüendo y Eliecer Camayo en 1982, y Berta Cecilia de Jesús en 1988, produjeron miedo y desolación ante el futuro de la organización.

En los 90’ la FCC logra ingresar al mercado justo, siendo este un movimiento mundial que reconoce al pequeño productor y establece un precio justo entre las partes. Eiver se enorgullece al referirse a la certificación Fairtrade Internacional que recibió la federación en 2001, y que les permite ser parte de una red de cooperación nacional e internacional conformada por distintas organizaciones dedicadas al fortalecimiento de la agricultura desde parámetros de producción orgánica, diversificación y cuidado del medio ambiente. Desde entonces la federación ha venido trabajando con su producto estrella: el café. Esta se encarga de representar a los productores (más de 600 familias campesinas) en el mercado, a las que se les capacita para mejorar la producción, a la vez que les da la oportunidad de pertenecer y juntar lazos en una comunidad campesina. Eiver nos invita entrar a la planta de producción, una edificación levantada con enormes lonas negras sobre un tejado de zinc:

“Venimos trabajando [con una] caficultura que sea responsable con el medio ambiente y se adapte al cambio climático, y es por eso que hay políticas productivas dentro la organización que son fundamentales. Está la política de cero usos de agrotóxicos, la política de diversificación de fincas y la política de todos los cultivos de café bajo sombra e incursionar en una transición hacia la ecología.”

En el 2014, la federación toma la decisión de no utilizar más agrotóxicos con el fin de preservar la vida de los recursos naturales y de la salud del suelo, así como la salud de los campesinos, quienes solían padecer graves enfermedades crónicas por la manipulación de sustancias tóxicas. Con este propósito, y en el mismo año, se construye la planta de abonos orgánicos, la cual también ha fungido como un espacio de formación campesina.

Entramos y la administradora nos explicó con particular entusiasmo las funciones de la planta: desde la recolección de materias primas y la elaboración de productos, hasta el empaquetado para salir a la venta. En acuerdos colaborativos con la alcaldía y otras organizaciones, la planta maneja residuos orgánicos como el rumen que viene de las plantas de sacrificio y los estiércoles que se producen alrededor de las fincas, sumado al reciclaje de otras materias primas como la leche y el suero. Aquellos productos son transformados en un abono estabilizado con las condiciones que se requieren para los cultivos. Proceso facilitado por la creación de un laboratorio de microbiología hace dos años, el cual realiza fermentaciones específicas con microorganismos específicos del territorio para introducirlos en la fermentación del café.  El laboratorio también efectúa diagnóstico de suelo y ha sido fundamental para que la federación reciba perfiles de tasa en el café diferenciado, pues aquel café es de una excelente calidad a nivel microbiológico, como lo demuestra la escuela de catación que también opera en la planta.

Nos quedamos deslumbrados ante la complejidad de saberes y ante el nivel de formación no solamente técnico, puesto que aquellos campesinos daban cuenta de un profundo sentido de comunidad y de respeto hacia la naturaleza de la que son parte. Los jóvenes habían recibido educación universitaria y habían colaborado en emprendimientos que ahora ayudan a mitigar el desequilibrio en el territorio por el uso excesivo de fertilizantes de síntesis químicas, venenos y la propagación de plagas y enfermedades. La línea de nutrición y salud de suelos y plantas de la federación, apunta a enriquecer de nutrientes la diversidad de cultivos, en especial los de café, así como al sector pecuario, cuya intención reside en que el ganado no dependa únicamente de concentrados comerciales para su alimentación.  

Federación Campesina del Cauca (FCC)
Foto: Trocha de paz 2024
 

Finalizamos el recorrido turístico en el banco de semillas, esencial para el integrado de productos que promueve la federación en su centro de investigación. Cada año realizan un evento en donde los productores van e intercambian sus conocimientos desde la semilla, con el fin de fomentar la conservación genética de los recursos en los territorios, así como el mejoramiento de las semillas criollas, pues “los campesinos en medio de su nobleza intercambian lo mejor de lo mejor. Admirados por el progreso y los frutos de tan longeva organización, regresamos a la fachada principal con la sensación de haber presenciado el tren del tiempo en movimiento galopando a toda marcha hacia la civilización del futuro, en donde el mundo moderno y el mundo tradicional concilian visiones y aportan a la construcción de un mañana próspero y sin violencias. Para avanzar, nunca hay que olvidar las raíces ni la memoria de aquellos que creyeron en un más digno y dulce porvenir:

“Como joven campesina mi familia me transmitió ese amor por la agricultura, por el campo, y creo que a partir de nuestros conocimientos (en una academia, instituto) podemos complementarlo con esos saberes transmitidos a lo largo de generaciones por nuestros familiares.”

La federación aspira en un futuro a seguir creciendo, apostándole a la producción agroecológica para luchar contra el cambio climático y contra aquellos que se niegan a ver en la colectividad la mejor forma de generar desarrollo productivo en el campo, en donde la consolidación de una identidad campesina forjada en el tiempo entre lágrimas, sangre, dolor y sacrificio, empodere y enorgullezca a los más jóvenes. En palabras de Eiver:

“La FCC ha sido una escuela, una oportunidad para jóvenes que nos desplazamos en el territorio y nos da la oportunidad de reivindicar la identidad campesina, de apropiar el territorio y quedarnos generando desarrollo aquí en el campo (…) La FCC busca seguir por otros 53 años, a futuro seguimos fortaleciendo el tema de la formación de los jóvenes, el papel de la mujer en la organización y las comunidades como base de la familia campesina. Seguimos apostándole al tema de la producción orgánica y producción agroecológica para seguir cuidando el cambio climático, y seguimos apostando a que la colectividad será la forma de generar desarrollo productivo (…) La FCC ha surgido en medio de muchos conflictos, de orden social, económico, y temas de violencia, y creemos que el aporte que ha hecho es la resistencia.”

Ver videoclip RUTA CAUCA: Federación Campesina del Cauca (FCC)

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NUESTRAS MEMORIAS

RUTA CAUCA

Trocha de paz – Ruta Cauca, es un recorrido por procesos comunitarios, organizativos y solidarios que están transformando el departamento del Cauca. A través de nuestras publicaciones, destacamos las iniciativas locales en municipios como Popayán, Timbío, Paletará, Morales y Tunía, poniendo especial énfasis en prácticas como la apicultura, la caficultura, y la sericultura, así como en la preservación de la sabiduría ancestral y la educación propia. También abordamos el trabajo colectivo de mujeres, el cuidado de las semillas y la soberanía alimentaria, ofreciendo una visión integral de cómo estas actividades contribuyen a la construcción de paz y fortalecen la cohesión social en los territorios.

Cada entrada busca visibilizar el esfuerzo y la creatividad de las comunidades en su camino hacia un desarrollo sostenible, explóralas a continuación:

POPAYÁN

Federación

campesina del

Cauca

TIMBÍO

Asociación de mujeres

COLTESEDA

PIENDAMÓ

TUNÍA

Resguardo de

Villa Mercedes

MORALES

Asociación

APIMORALES

PALETARÁ

I.E. Resguardo de

Paletará

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Proyecto

PAZ ALTO CAUCA

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