RUTA CAUCA:

EL VALLE DE LOS FRAILEJONES – RESGUARDO DE PALETARÁ

“Vivir en armonía con nuestra naturaleza, nosotros en los diferentes pueblos en nuestra cosmovisión lo llamamos los buenos vivires (…) sabemos que solamente estamos de paso, somos ese pequeño granito de arena que tenemos que cuidar todo esto tan bonito que es la naturaleza y nuestro espacio de vida (…) Las comunidades indígenas siempre hemos estado en protección, pervivencia y cuidado de nuestro espacio de vida como nuestra cultura. Sin nuestra naturaleza, sin nuestra Pachamama no seríamos nada.”

Jóvenes indígenas del resguardo de Paletará cultivan saberes ancestrales en armonía con la naturaleza desde su educación agropecuaria.

trochadepaz

1 de septiembre de 2024

En Colombia suele existir lugares mágicos y maravillosos apartados de los grandes poblados, pueblos no muy conocidos o estigmatizados por el conflicto armado, pero que entrañan una confortable calidez, un contacto humano único y especial que se funde con el encanto inconmensurable de las bellezas naturales que resplandecen el cosmos particular de nuestra existencia. Es allí donde la vida se aparta de los trajines vertiginosos de las ciudades y vuelve a la raíz de su condición, allá donde la infinita creación se vuelve un signo y el universo una celestial unidad.

Ese fue el carácter de nuestra experiencia en el relato que traemos a continuación, que trata sobre un pueblo indígena que se ha impuesto a todo tipo de adversidades y que hoy sueña con un porvenir lleno de oportunidades que les permita potenciar sus vínculos con su amoroso y sagrado hogar: la Pachamama. Fue así que, subimos por carretera en un trayecto de dos horas de Popayán hasta el resguardo Indígena de Paletará. En el camino dimos con verdes campos que se extendían en el horizonte hasta estrellarse con solemnes montañas que encadenaban la enorme cordillera central, la cual se codeaba con las densas nubes del altiplano. De tanto en tanto, el paisaje era refrescado por altísimas cascadas que en cuyo furor acuoso, parecían mesurar la respiración de la naturaleza, abundante en animales y vegetación.

Una vez llegamos al municipio de Puracé, nos acercamos a la sede del cabildo indígena, adornado en su fachada con un mural de grandes proporciones que daba cuenta de la identidad de la región. En él resaltaban dos mayores indígenas[1] y tres niños sosteniendo las banderas del municipio, de Colombia y del CRIC. La presencia en la pintura de tierras volcánicas, frailejones, una cascada y una danta[2], reflejan la profunda conexión que los habitantes guardan con su entorno y la manera en que lo interpretan: se requiere fuerza y sabiduría para proteger y preservar a la naturaleza. A su vez, las nuevas generaciones deben nutrirse del saber de los mayores para conservar el conocimiento ancestral resumido en la frase inscrita en el mural: 

«Somos hijos del Páramo”

Institución educativa de Paletará
Foto: Trocha de paz 2024
 

[1] En las comunidades indígenas del Cauca, los “mayores” son figuras fundamentales que revisten de un gran respeto y autoridad. Son los guardianes de la cultura, los líderes espirituales y los defensores del territorio. Cuentan con un importante rol en la toma de decisiones de la comunidad, así como en la transmisión de sabidurías ancestrales hacia las nuevas generaciones, en donde resalta la curación tradicional y la armonía con la naturaleza.  

[2] La danta, también conocida como tapir o vaca de monte, es un animal sagrado para los indígenas del Cauca, que representa sabiduría, fuerza, fertilidad, conexión espiritual, energía femenina y maternidad.

Pero antes de continuar con el recorrido conviene trazar un breve contexto: a 2700 m. s. n. m. y a 47 km al suroriente de Popayán, se encuentra en el municipio de Puracé, el Resguardo Indígena de Paletará, territorio ancestral del pueblo Kokonuko-Yanakunas. Se trata de una región de altiplanicies y de páramos, de donde nace el río Cauca y fluyen demás afluentes, además de estar rodeada por los volcanes de Sotará y Puracé. Aquel es un corredor estratégico porque conecta al departamento del Cauca con el departamento del Huila: la Ruta Nacional 24 facilita el comercio, el transporte y el acceso a servicios entre ambos departamentos.

El pueblo de Kokonuko fue de los primeros en iniciar el proceso de recuperación de tierras en los años 70’: terrajeros explotados expulsaron a terratenientes y comenzaron la construcción del resguardo. Sin embargo, en los 2000 se recrudece el conflicto armado a causa de la disputa por el control territorial en la zona. Los enfrentamientos entre el ejército, la guerrilla y grupos paramilitares fueron motivo de muerte y desolación, abundaban los reclutamientos armados y un particular suceso lamentable fue la profanación de un lugar sagrado: en la laguna del buey la guerrilla formó un campamento amplio que, posteriormente, fue bombardeado por el ejército. Asimismo, la comunidad indígena se ha visto afectada por el acaparamiento y la explotación de tierras por parte de multinacionales como la empresa Smurfit Kappa Cartón de Colombia, a la cual se le achaca de haber implantado en el territorio una economía despojadora y devastadora que ha violentado los derechos del pueblo Kokonuko.

Al lado del cabildo se encuentra la Institución Educativa Agropecuaria de Paletará, cuya articulación con el cabildo resulta primordial en la construcción de un sistema educativo propio. El colegio cuenta con 23 años de fundación, sus profesores más longevos recuerdan que al inicio no les pagaban y las condiciones no eran las mejores, por eso se enorgullecen cuando observan el arduo crecimiento de la institución. Cuentan con un grupo de asignaturas básicas pero que se enfocan en el desarrollo agropecuario, que va desde la transformación de plantas medicinales hasta la orientación técnica en la producción de lácteos, carnes y panadería. Los directivos resaltan el proceso de formación técnica y empresarial que desarrolla la institución, el cual se inserta en el tejido de una comunidad ansiosa por salir adelante. Así lo expresa la coordinadora Mari Ruth Bolaño:

Es un proceso muy bonito, significativo, que hace que los estudiantes, las mujeres, los jóvenes que llegan aquí a la institución se puedan educar desde la vida, que no solamente sea el proceso educativo y pedagógico, sino que se lleven elementos que les ayuden a potencializar su vida.”

Nos desplazamos a las huertas escolares y algunos docentes nos explicaron que ellos trabajan desde un enfoque horizontal de educación: los conocimientos que los jóvenes traen de la familia y la comunidad se fortalecen y aportan a la gran red de saberes en temas como la agricultura orgánica, una agricultura limpia en estrecha comunión con la Madre Tierra. Esto se refleja, por ejemplo, en la disposición de cultivos de acuerdo a las fases lunares y solares: en luna nueva ahondan en la parte teórica, pero en la fase creciente, de luna llena y menguante se llevan a cabo los cultivos. En luna creciente cultivan plantas que van hacia arriba (cilantro, maíz, habas…), y en la luna llena y menguante se cultivan plantas debajo de la tierra (tubérculos). El respeto por los ciclos y los espacios de vida constituye un eje central en su cosmovisión. Según la mayor y dinamizadora de salud, María Lilia Nudila, la armonía comienza con el respeto a las plantas:

Desde un inicio lo que hemos querido como personas es poder hacer un intercambio de conocimiento con los estudiantes para poder mirar todas las desarmonías que se presentan en el territorio, y así mismo poder utilizar todas las plantas que se dan en el mismo territorio, tanto de las huertas tradicionales como de la parte alta de la montaña, el cual es el espacio de vida que tenemos como comunidad.”

La comunidad tiene un altivo interés por las semillas de vida y los hogares comunitarios, en donde se comparten conocimientos en relación a la utilización de plantas como la caléndula, la manzanilla y la margarita. Rápidamente, arribamos al laboratorio del colegio y nos explicaron el proceso de elaboración y transformación de plantas medicinales: básicamente se extraen los aceites esenciales e hidrolatos para establecer un producto común (jabones cosméticos, de losa, para lavar ropa, talcos, etc.). Es de resaltar el manejo responsable de los aceites (aceite de coco, de cocina quemado, de ricino y glicerina), los cuales se reutilizan y transforman en productos derivados, lo que contribuye de manera significativa al cuidado del planeta, pues reduce los niveles de contaminación del agua al evitar el contacto o el derrame de aceite en su superficie.

En la misma línea, la institución cuenta con una planta de procesamiento de alimentos que, gracias al asesoramiento técnico del SENA y de iniciativas como PRODALPA, los estudiantes han podido avanzar en la transformación de las materias primas del resguardo. Así, han elaborado productos tales como yogur batido con frutas, yogur griego, queso campesino, queso doble crema, y más recientemente carnes y panadería artesanal. De esta manera, han aportado en la entrega de refrigerios escolares a las distintas sedes educativas de la institución, cuya distribución y comercialización incentivan el crecimiento de las economías populares, posicionando al colegio como un engranaje dinamizador fundamental. De igual modo, la institución fomenta el cuidado del medio ambiente mediante propuestas lideradas por profesores, es el caso de “Paloma Verde”, como bien explica una estudiante de décimo grado:

“busca proteger, conservar y mitigar la contaminación de nuestros espacios de vida como el Valle de los Frailejones, la cuenca del río Cauca, la laguna del buey, la laguna verde, la cascada del rio negro y demás”

Asociación Resguardo de Paletará – Cauca
Foto: Trocha de paz 2024
 

Al visitar el páramo de Paletará, o el Valle de los Frailejones, era imposible evitar no dejarse envolver por la mágica tranquilidad y fría humedad de la imponente estepa que inspiraba a la contemplación espiritual y a la quietud de pensamiento. Aquel paisaje era viva prueba de la sabiduría de sus habitantes, fuente de su ancestralidad y guardián de las sanas costumbres, las cuales buscan pervivir en el mundo moderno a través del fortalecimiento de los emprendimientos productivos que empoderan a las familias y especialmente a la juventud, quienes están llamados a hacer cada vez más de Paletará un “territorio de amor y paz”. Tal es la última reflexión de Nixon Alexander Mojil, alcalde mayor del resguardo:

“[Se busca] encaminar a los jóvenes, sembrándoles esa semillita de conciencia, lo que se quiere a futuro. Cuando terminen el colegio que no se queden ahí, que sean visionarios y crezcan en productividad, y así mismo apoyen acá en el territorio. Todo eso se encamina aquí en el colegio, con las instrucciones incluso desde las escuelitas, se constituyen en cabildos escolares en las diferentes escuelas, en los hogares también se va sembrando como ese sentir, para que se apropien del territorio y que nuestra pervivencia como pueblo se mantenga por muchos años más.”

Ver videoclip RUTA CAUCA: Resguardo de Paletará – Cauca

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NUESTRAS MEMORIAS

RUTA CAUCA

Trocha de paz – Ruta Cauca, es un recorrido por procesos comunitarios, organizativos y solidarios que están transformando el departamento del Cauca. A través de nuestras publicaciones, destacamos las iniciativas locales en municipios como Popayán, Timbío, Paletará, Morales y Tunía, poniendo especial énfasis en prácticas como la apicultura, la caficultura, y la sericultura, así como en la preservación de la sabiduría ancestral y la educación propia. También abordamos el trabajo colectivo de mujeres, el cuidado de las semillas y la soberanía alimentaria, ofreciendo una visión integral de cómo estas actividades contribuyen a la construcción de paz y fortalecen la cohesión social en los territorios.

Cada entrada busca visibilizar el esfuerzo y la creatividad de las comunidades en su camino hacia un desarrollo sostenible, explóralas a continuación:

POPAYÁN

Federación

campesina del

Cauca

TIMBÍO

Asociación de mujeres

COLTESEDA

PIENDAMÓ

TUNÍA

Resguardo de

Villa Mercedes

MORALES

Asociación

APIMORALES

PALETARÁ

I.E. Resguardo de

Paletará

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PAZ ALTO CAUCA

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