RUTA CAUCA:

 

ASOCIACIƓN NASA CHJAMB – VILLA MERCEDES

Relatos inspiradores sobre construcciĆ³n de paz y
transformaciĆ³n social desde los territorios colombianos

AsociaciĆ³n de tejedores de seda COLTESEDA

trochadepaz

29 de agosto de 2024

Resiliencia y sostenibilidad: Apimorales impulsa el desarrollo comunitario y la preservaciĆ³n ambiental a travĆ©s de la apicultura en Morales, Cauca.

ā€œAgradecida con el Universo, con la vida, porque ha sido un proceso maravilloso, bonito, donde nosotras las mujeres campesinas a veces sin oportunidad, sin habernos preparado acadĆ©micamente, tenemos un oficio, tenemos un motivo para levantarnos cada dĆ­a a trabajar (ā€¦) La inspiraciĆ³n nuestra es las aves que estĆ”n aquĆ­ al lado, las montaƱas, los Ć”rboles, el sol, la naturaleza, el silencio, este espacio tan bonito hace que sea nuestra fuente de inspiraciĆ³n, y damos gracias a Dios por eso.ā€

Fueron estas las nobles palabras de Amparo Navarro, quien con una amplia sonrisa rememora el esfuerzo arduo y persistente a partir del cual un grupo de 10 resilientes mujeres (incluyƩndola a ella), se convirtieron en las primeras artesanas de la seda en Colombia, reivindicando el legado de la legendaria ruta de la seda China y del oficio ancestral ligada a ella: la sericultura.

Hoy en dĆ­a, la sericultura es un oficio que moviliza la economĆ­a de TimbĆ­o, un municipio del centro del Cauca histĆ³ricamente afectado por grupos armados y del narcotrĆ”fico. No obstante, la resiliencia y persistencia de sus habitantes por no dejarse aminorar ante la miseria del conflicto ha supuesto la creaciĆ³n de iniciativas productivas mĆ”s allĆ” del cafĆ© y los cultivos ilĆ­citos. AsĆ­ lo evidencia la AsociaciĆ³n de tejedores de seda de Colteseda, una organizaciĆ³n compuesta de diez socias fundadoras cabezas de familia y que vio la luz hace casi cuarenta aƱos.

En los 70ā€™, ante la crisis de la roya del cafĆ©, la FederaciĆ³n Nacional de Cafeteros financiĆ³ procesos de diversificaciĆ³n productiva para ayudar a los campesinos compungidos por la crisis; en ese contexto se crea Hilosedas, una planta piloto de hilos de seda industrial a la cual le empezaron a sobrar capullos de seda, pues no eran devanables dentro de la industria fuese por su tamaƱo, color o forma. Decidieron entonces llamar a las hijas de los campesinos productores que, con la ayuda de ArtesanĆ­as de Colombia lograron transformar los capullos artesanalmente y asĆ­ establecer lo que hoy sigue siendo tan agraciada asociaciĆ³n.

Amparo Navarro hizo parte integral de ese proceso y junto a sus compaƱeras constituyen las maestras pioneras de la artesanĆ­a de seda en el paĆ­s. Es justamente ella la que se encuentra al pie de la entrada de la finca Los Chorros, ansiosa de mostrarnos lo que llama gustosamente la ā€œruta de la sedaā€.

Las prominentes nubes se repliegan y al instante, la luz del alba centellea los vastos campos y montaƱas de TimbĆ­o con un brillo radiante que parece remitir a las mĆ­ticas regiones del Asia. RĆ”pidamente, Amparo nos introduce en la historia fundacional del descubrimiento del gusano de seda, revestida de una mĆ”gica fascinaciĆ³n legendaria que nos acompaƱarĆ” el resto del recorrido.

Cuenta la leyenda que la emperatriz Leizu de China se hallaba debajo de un Ć”rbol de morera tomando una taza de tĆ©, cuando de pronto un capullo de seda cayĆ³ dentro de su taza y al momento de agarrarlo se desprendiĆ³ un hilo muy fino y brillante seguido de una pequeƱa oruga que se le conocerĆ” desde entonces como el gusano de seda. Leizu junto a su esposo, el Emperador Amarillo, montarĆ”n la seda como su economĆ­a y castigarĆ”n con la muerte a quien trate de revelar su secreto, el cual se mantendrĆ” oculto por muchos aƱos. De tal forma, los chinos establecen la ruta de la seda que es una serie de caminos que comienza desde China, pasa por India y llega hasta el Imperio Romano, quienes intercambiaban la seda a precio de oro, junto con especias, canela, la piedra de jade, etc.

Progresivamente, nos adentramos colina abajo hacia la finca, pasando por un jardĆ­n de moreras impecablemente cultivadas. El Ć”rbol de morera, originario del Extremo Oriente, es una planta estacionaria adaptada al trĆ³pico, y constituye el alimento a travĆ©s del cual depende la vida del gusano de seda, asĆ­ como la calidad y cantidad de su producciĆ³n (1500 mts por cada capullo), por lo que su cuidadoso cultivo constituye el primer eslabĆ³n de la cadena sericola llevada a cabo por la asociaciĆ³n.Ā  El terreno tiene una extensiĆ³n de por lo menos dos hectĆ”reas en el que se observan a varios campesinos desyerbando, fertilizando y recogiendo las plantas, y a pesar de que Amparo reconoce una falta de espacio se alegra por lo que tienen y por poder brindar trabajo a muchas familias:

ā€œHa sido un proyecto muy hermoso para la construcciĆ³n de paz. Dentro de nuestro territorio no hay mucha empresa, no hay mucho empleo, sin embargo, damos gracias al Universo por esa oportunidad tan linda que se nos dio y fue de conocer a este insecto y poder convivir con Ć©l cuarenta aƱos.ā€

La trayectoria y el esfuerzo conjunto de la asociaciĆ³n les ha valido ser beneficiaras de varios proyectos en los que han podido tecnificar su emprendimiento, como la instalaciĆ³n de composteras y un biofiltro que garantizan un mayor rendimiento en los cultivos, minimizan los costes de producciĆ³n y es mĆ”s agradable con el medio ambiente:

ā€œVamos de la mano con el medio ambiente, aquĆ­ nosotros no podemos aplicar insecticidas ni herbicidas porque es un ser vivo y necesita de muchos cuidados, entonces es un proyecto hermoso porque vamos de la mano con nuestra tierra (ā€¦) es una finca muy amigable con el medio ambiente, aprendimos a respetar a la Madre Tierraā€.

Al punto nos dirigimos a una caseta de crĆ­as para conocer al animalito productor de la materia prima. Nos encontramos con unos camarotes espaciosos hechos de madera en donde reposaban miles de gusanitos cuyo color blanco con franjas negras les dotaba de un aire mĆ­stico de contemplaciĆ³n. Algunos dormĆ­an profundamente e inclinaban la cabeza de tal modo que se asemejaban a monjes budistas en meditaciĆ³n. Aquel misterioso y mĆ”gico insecto solo vive treinta dĆ­as y pasa por cinco edades hasta realizar su proceso de encapullado.

ā€œA nosotras nos mandan los huevos fertilizados desde la UTP, y luego la Universidad del Cauca nos hace la parte de incubaciĆ³n, y a partir del primer dĆ­a empezamos a tenerlo en nuestras casas, porque este insecto requiere de unos cuidados Ćŗnicos de temperatura, de ventilaciĆ³n, de asepsia, y en la primera edad son muy pequeƱos y nosotros empezamos a alimentarlos con morera finamente picada por cuatro dĆ­asā€¦ā€

Continuamos nuestro periplo por los talleres de artesanĆ­a de la asociaciĆ³n, ubicados en el casco urbano de TimbĆ­o. Entramos a un lugar acogedor y que transmite corrientes de afable familiaridad, a propĆ³sito de las madres de familia trabajando alegremente en sus propios telares, en la que destaca una artesana que se inspirĆ³ en un colibrĆ­ para realizar su telar. El valor agregado de tales prendas radica en que estĆ”n elaboradas con colores naturales, extraĆ­das de ramas, cortezas, hojas de Ć”rboles, semillas de cafĆ© y demĆ”s; y aunque para los tonos fuertes se utilizan tintes de laboratorios, se tratan de colorantes certificados que no perjudican a la naturaleza.

Amparo nos enseƱa el paso a paso que va de la cocciĆ³n del capullo (unos 5-7 minutos), su proceso de deshiladura (a travĆ©s de una mĆ”quina devanadora) y engomado (tanto en fibra larga como en corta), el tinturado y la tejedurĆ­a (por medio de un telar horizontal de cuatro marcos). Se trata de una labor de transformaciĆ³n que requiere de total entrega y sacrificio, cada enhebrado de aguja, hincado, proceso de granulado, tĆ©cnica de amarre, etc., desprende una mĆ­tica devociĆ³n y afecto, propio de un oficio ancestral portador de remotas sabidurĆ­as que hoy descansan en las manos de estas bellas y guerreras mujeres artesanas:

ā€œLo mĆ”s importante es el amor y cariƱo con que hacemos nuestro arteā€.

Finalmente, el recorrido de la ruta de la seda concluye en la tienda de la asociaciĆ³n. El sol de mediodĆ­a se pone a punto e ilumina las vitrinas de donde se exhiben accesorios como aretes, collares, prendedoresā€¦ al frente se agrupan chales, ruanas, bufandas, vestidos; a un lado las piezas para el hogar: cojines, pies de cama, caminos de mesa. TambiĆ©n se vende lino como producto terminado del que se valen artistas diseƱadores para realizar sus piezas de arte. Gloria MuƱoz, miembro fundadora de la asociaciĆ³n, reflexiona sobre la calidad e importancia de sus productos en detrimento de las prendas industriales en masa:

ā€œLa idea es el que el cliente valore el producto conociendo lo que se le estĆ” ofreciendo, que Ć©l conozca de nuestro trabajo, entonces eso hace que la gente lo aprecie mucho porque sabe que es un producto Ćŗnico (ā€¦) la seda es la reina de las fibras, eso hace que nosotros vendamos un producto Ćŗnico, se adapta a nuestra piel, es antialĆ©rgico, te sirve para cualquier clima, donde tĆŗ estĆ©s te va a servirā€.

En el centro de la tienda, alrededor de las pintorescas y relucientes prendas, Amparo, maravillada, suspira para todos los presentes:

ā€œSomos campesinos felices de estar aquĆ­, porque esta oportunidad hizo que el campo fuera mĆ”s agradable (ā€¦) en el campo si se puede hacer empresa, [hay] mucha vida, mucho de donde inspirarseā€.

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